miércoles, 3 de octubre de 2012

LA FAMILIA





La familia es lo mas importante y cuidadoso que devemos tener . tener una buen familia es contruir una buena educación y formación para nuestros hijo.la familia deben ser unidas en todas las situasiones que la vida nos da .en una familia debemos de tener comprencion , respeto ,dialogo,colaborarse y tratar que juntos las cosas se un poco mas fasil.el refejo de una familia se ve en los formación y educación de sus hijos.el dever como padres es tratar de derles a los hijos un buen ejempo para que en el futuro ellos tegan una buena familia.

tip para una buena familia.

  • Respeto
  • Amor
  • Comprención
  • Responsabilidad
  • Union
  • Diologo
  • paciencia

Es posible que hayas notado que tu hijo, de pocos años, se comporta de forma insegura: no se atreve
a hacer algunas cosas él solo, le cuesta relacionarse con otros niños, no consigue progresar en sus
primeros aprendizajes escolares, se rinde al primer intento, tiene un sentido del ridículo muy
acentuado... Aunque quizás tu hijo es muy pequeño todavía, seguramente te preguntarás si puedes
hacer algo para conseguir que viva las cosas sin pasarlo tan mal, de una manera más libre y
espontánea. La respuesta es sí.

La Familia es la base de la sociedad civil, solamente en la familia las personas pueden ser debidamente
criadas, educadas y recibir la formación de su carácter que les hará buenos hombres y buenos
ciudadanos.

La familia cumple a nivel social las siguientes funciones:

a) procreación de los futuros ciudadanos;
b) crianza, educación e integración social de las próximas generaciones;
c) permite un equilibrio entre las generaciones;
d) prevención de salud personal y social;
e) permite que se cuiden la 1ra. y 3ª. generaciones.

Estas funciones sociales no las puede cumplir ninguna otra institución que no sea la Familia, de ahí la
importancia de conocer a fondo como hacerlo.

La familia es el fundamento de toda sociedad bien construida, indispensable para el logro del bien
común y además aparece como la unión más natural y necesaria a la comunidad; siendo además
anterior a cualquier otra institución; es primera en el orden de la naturaleza, en relación con las demás
agrupaciones en las que el hombre y la mujer se pueden encontrar.

Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, están gravemente obligados a la educación de la
prole y, por tanto, ellos son los primeros y obligados educadores. Este deber de la educación familiar
es tan importante que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. Es, pues, deber de los padres formar
un ambiente familiar animado por el amor que favorezca la educación íntegra, personal y social de los
hijos.

La familia es por tanto, la primera escuela de virtudes humanas sociales, que todas las sociedades
necesitan; por medio de la familia se introduce en la sociedad civil a las personas. Es por ello
necesario que los padres consideren la importancia que tiene la familia en la formación de futuros
ciudadanos que dirijan los destinos del país, considerando que la educación es un proceso artesanal,
personalizado, en donde se educa uno a uno; no puede hacerse industrialmente, por lo que solo puede
hacerse en el seno de la familia.

Uno de los deberes más importantes de la familia, por lo tanto, es el de ir introduciendo a los hijos en
los ámbitos más valiosos de la vida, como son los de:

a) Ayudar a los hijos a descubrir los bienes trascendentes.
b) Iniciarlos en el sentido del dolor y del sufrimiento.
c) Iniciarlos en el sentido del trabajo.
d) Iniciarlos en el sentido del amor y la solidaridad.





IMPORTANCIA DE LA FAMILIA EN LA
EDUCACIÓN EN VALORES



IMPORTANCIA DE LA FAMILIA EN LA
EDUCACIÓN EN VALORES

 

LOS VALORES EN LOS NIÑOS Y NIÑAS DE HOY


¿SE APRENDEN O SE ADQUIEREN?

Hoy día el papel de la escuela en la formación en valores de los estudiantes se encuentra sobrevaluado. La sociedad y el gobierno culpan de una manera frívola e irreflexiva a las instituciones educativas de ser las responsables de la decadencia de los valores de los estudiantes que tienen la responsabilidad de educar. Sin embargo, la sociedad en su conjunto y la pobre actuación y mal desempeño de los gobernantes, son en gran medida los que han contribuido a la decadencia de los valores en los niños de hoy. La errónea concepción de que a través de lecciones teóricas se pueden inculcar los valores en el aula de clases carece de bases solidas, y solo es una forma fácil de transferir la responsabilidad inherente de los padres y las familias a las escuelas y maestros.
En el transcurso de la historia, el desarrollo y sobrevivencia de las sociedades, se basa en la conservación y transferencia de los conocimientos, creencias y conductas que identifican y cohesionan a los miembros del grupo, tribu o pueblo, lo que garantiza su permanencia a través del tiempo. El conjunto de estos elementos conforman la sabiduría e idiosincrasia de los pueblos, en este contexto, sin lugar a dudas, los valores representan la piedra angular de las sociedades y por lo tanto son más antiguos que los centros de enseñanza, formales o informales. En este orden de ideas, los núcleos esenciales de las sociedades, que en primera instancia son los responsables de asegurar la transferencia de los conocimientos, creencias, pero sobre todo los códigos de conducta y los comportamientos del grupo social son las familias.
Con el paso del tiempo, la acumulación de conocimientos y el crecimiento poblacional, forzaron a las sociedades a concentrar los saberes, así como la formulación y vigilancia de las reglas de convivencia en instituciones formales, como son las escuelas o institutos de enseñanza, por un lado y por otro las instituciones encargadas de promulgar las leyes y de procuración de justicia. Sin embargo, en lo que concierne a los valores, el núcleo fundamental para su conservación y transferencia ha sido, y sigue siendo la familia, la cual tiene en sus manos la responsabilidad elemental de asegurar que cada uno de los nuevos integrantes del núcleo familiar los haga suyos al igual que las normas de conducta que les asegure su integración exitosa en la sociedad, pues es dentro del seno de la familia donde los niños y jóvenes viven en primera instancia y por lo tanto adquieren los valores y patrones de conducta familiares que posteriormente repetirán en el núcleo social en el que se desenvuelvan.
Hoy día, esta responsabilidad fundamental se ha intentado transferir exclusivamente a las instituciones educativas, partiendo de la premisa, que la forma adecuada de inculcar o fomentar valores, es a través de su enseñanza teórica, ya sea hablando de ellos y enumerando las ventajas que ofrece a una sociedad, el que cada uno de sus miembros se conduzca en el marco de los mismos o bien por el hecho de aprenderse de memoria cada uno de ellos. Desafortunadamente, en la realidad, esta premisa resulta equivocada y en algunos casos, lejos de contribuir a que los niños y jóvenes logren apropiarse de estos valores, los aleja de ellos, en algunas casos les resultan intrascendentes por ser ajenos y en ocasiones hasta contrarios a los valores que han adquirido y que viven a diario en el seno familiar y en su entorno social. En conclusión, la escuela solamente puede coadyuvar al fortalecimiento y enriquecimiento de los valores propios del individuo, de aquellos que se han adquirido y han sido fomentados en el núcleo familiar y no puede ser la responsable de la transferencia o enseñanza de ellos a través de lecciones o ejemplos que no le resulten significativos al educando.
Higiene en los niños: educación es el factor más importante
Además de evitar el contagio de enfermedades, la adquisición de buenos hábitos higiénicos ayuda a los niños en su proceso de inserción social entre sus pares y les brinda una sensación de seguridad e independencia. De pequeños, ellos creen que las normas de higiene son un capricho de los padres, pero con el tiempo, las aprecian. Ya en el año 2000, un informe publicado por la entidad de la Organización de Naciones Unidas para la Infancia UNICEF titulado "School Sanitation and Hygienes Education" reveló que una tercera parte de la población mundial –2400 millones de personas- tenía dificultades para el acceso a la satisfacción de la higiene básica. Según la entidad, los niños son los más vulnerables a esta situación, factor que impidió detener el avance de algunas enfermedades relacionadas con la ausencia de limpieza. Lo más interesante de este informe radica no sólo en la relación inversa que existe entre pobreza y higiene. Lo realmente revelador es que la entidad comprende que la solución de los problemas higiénicos no está determinada –exclusivamente- por la inversión en infraestructura básica de saneamiento ambiental (agua potable, sistemas de acueducto y alcantarillado), sino por una educación integral. La educación, según UNICEF, debe tener dos ejes centrales de desarrollo: el hogar y la escuela. El hecho que estos núcleos puedan tener una misma orientación en esta materia es el primer paso para que los niños empiecen a crear hábitos de limpieza. Higiene y sociedad En términos generales, sostiene UNICEF, existen algunos aspectos fundamentales relacionados con la higiene. Como tema básico está el de la salud, pero existen aristas importantes, como la integración social. Cuando los niños están en sus primeros años de vida escolar los grupos de amistades comienzan a formarse selectivamente, y uno de los elementos que más usan para discriminar es la higiene. "Ningún niño se va a juntar con otro que esté todo sucio, con tierra en la ropa y olores poco gratos", afirma Marcela Palomé, educadora con más de 50 chicos a su cargo en la Comunidad Educativa Nido Azul en la ciudad de Santiago. Un niño sucio es motivo de burlas y humillaciones, "lo que atenta contra su dignidad, contra el normal proceso de inserción social, y golpea severamente su naciente autoestima". Enfermedades infecciosas Los problemas más graves, relacionados con la higiene son las enfermedades que pueden adquirirse. El hábitat familiar del niño es el primer núcleo de infecciones. Las ventanas cerradas todo el día, el encierro, el hacinamiento, el humo del cigarrillo y la contaminación atmosférica, permiten que los virus presentes en el ambiente se desarrollen y provoquen resfríos o bronconeumonías. Para que un niño tenga las condiciones propicias, cultive hábitos higiénicos y no presente cuadros infecciosos, es fundamental que en la cocina existan los más altos niveles de limpieza, y que se limite a lo estrictamente necesario el contacto con muchas personas, en espacios cerrados, donde –obviamente- se respira el mismo aire". Higiene bucal Con respecto a la parte dental, en la que estudios del Colegio de Cirujanos Dentistas demuestran que el 90 por ciento de la población chilena sufre de caries, su presidente, Leopoldo Sturado, afirma que en el hogar debe existir pasta dental con flúor: "La fluoración del agua ha sido clave para erradicar las caries de la población infantil. En Estados Unidos, por ejemplo, por cada dólar que se gasta en fluorar el agua se ahorran ochenta en tratamientos odontológicos". Según los expertos consultados, los hábitos higiénicos hay que crearlos en el niño, lo que es en extremo complicado, "puesto que requiere un trabajo intenso por parte de los padres". Según ellos, existen seis consejos prácticos para tener éxito en la tarea: 1. Los padres deben dar el ejemplo. Los padres, como referentes naturales del niño deben tener un hogar limpio y aseado. Además hay que mostrarle cómo uno se lava los dientes pidiéndole su compañía en el baño, explicándole qué es lo que está haciendo, para qué sirve el cepillo y la pasta dental. 2. Deben inculcarse hábitos desde temprana edad. Un niño siempre va entender más de lo que puede expresar, por eso es necesario que el padre esté constantemente especificando el porqué de cada acción higiénica y los beneficios sanitarios que reporta. Por ejemplo, decirle a un bebé de seis meses de vida mientras se le cambian los pañales "vamos a mudarnos para que no se te irrite el potito", él lo va a comprender, sostiene la pediatra chilena María José Ordoñez. 3. Regularidad. Los hábitos deben crearse a diario y manifestarse en cada aspecto de la vida cotidiana. En este caso los padres deben armarse de paciencia porque los resultados de su trabajo no se verán de inmediato, sino a largo plazo. Lo ideal es que las instrucciones que reciban los niños sean lo más simples posible. La complicación o perfeccionamiento deben ser paulatinos. A partir de los dos años el proceso puede ser interactivo, es decir, hacer al niño partícipe de la limpieza personal. Por ejemplo: "¡Qué rico olor sale de la boca! ¿Te gusta?" O bien, preguntarle una vez que ya se la ha mostrado la solución (para esto se requieren lecciones regulares): "Listo, ya entré al baño, ¿Ahora que hago?", Entonces si el niño dice que "hay que lavarse las manos" uno lo premia con una sonrisa. En caso contrario, si responde cualquier otra cosa, jamás hay que decirle un "no", es mejor decirle "sí, y también lavarse las manos". 4. El niño debe contar con un ambiente preparado. Los artículos de aseo deben estar al alcance de los niños. La pasta dental no puede estar guardada en una repisa con llave, debe existir siempre papel higiénico disponible, etc. Si las condiciones no están dadas para que el infante realice sus labores de aseo aparecerá la desmotivación. El niño debe tener sus propios elementos higiénicos para que cuide de ellos y sepa en qué lugar se encuentran. 5. Cada momento de aseo debe ser grato. Jamás hay que decir "lávate el pelo porque si no te voy a castigar sin televisión". Por el contrario, es mejor mostrar el lado positivo de la acción: "que agradable es tener el pelo limpio". Relacionando este punto con el ejemplo que deben dar los padres, es importante que cuando el progenitor se asee demuestre el placer que produce para que el hijo vincule la acción con un bienestar. La idea es no mostrarle el castigo por no asearse, si no los beneficios que trae. También es importante incorporar el factor lúdico del aseo personal, tratar de hacerlo un juego: "es bueno hacer reír al bebé mientras se la cambian los pañales, así lo asociarán con una sensación grata en vez del suplicio que para algunos niños significa", sostiene Ordoñez. 6. Hay que ser creativo. Si un método de creación de hábitos higiénicos no da resultados no hay que desesperarse, mucho menos caer en la reprimenda, es mejor buscar otro sistema. En el caso de padres con más de un hijo un sistema que dio óptimos resultados con el mayor no siempre será igual con el menor, en tal caso el padre debe tener la capacidad, y por sobre todo la paciencia, de innovar.